PARA CARLOS

PARA CARLOS
Un buen día, hace ya años,
encuentro al salir de casa,
a un pijillo con gorrita,
que a mi hija ya rondaba.
Me presenté de inmediato,
soy Manuel, padre de Ana,
yo Carlos, me respondió,
de forma muy educada.
Su pinta me defraudó,
las apariencias engañan,
desgarbado, media barba,
cabellos desordenados y un chubasquero por manta.
Hoy ese chico en su día,
de aspecto desaliñado,
es marido de mi hija,
reconvertido pijito,
ingeniero especialista,
que suerte tuvo la niña,
o quizá fue la más lista.
En Madrid su residencia,
tras aventura en Pamplona,
que para unos Sanfermines,
con dos sesiones te sobran.
Padre de uno de mis soles,
con sus bromas mete goles,
mi nieta tiene sus ojos,
azules como ese cielo,
que en Sevilla resplandece
cuando el sol inicia el vuelo.
Un hijo dice el refrán,
que ganas cuando eres suegro,
en este caso es verdad,
no hay mayor complicidad,
que la alegría de mi yerno.
Sevilla, Mayo de 2018.
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